La agitadora cultural por excelencia sigue conquistando terreno a pasos sólidos en un negocio altamente competitivo gracias a un equipo, sólido y un roster incomparable.
Lo que comenzó hace más de una década como una agencia de promociones y una gira universitaria creada por Emil Medina y Max Pérez, es hoy una agencia de experiencias completa, robusta y de alcance global, compuesta un equipo diverso que ha crecido como una verdadera familia y que juntos han logrado exportar una ambiciosa carta de servicios que van desde la ideación hasta la ejecución en la compleja industria del entretenimiento, mientras que a su vez se sumergen de forma exitosa en otros negocios como turismo, hospitalidad, deportes y consumo, entre otros.
Buena Vibra no tiene comparación, más bien es un referente. Por eso, resulta complicado definirlos como estamos acostumbrados. Sin embargo, para Medina, hablar de Buena Vibra es hablar de un unicornio, un catalizador, un pionero que vive para generar acciones de alto impacto como misión, mediante la implementación de la creatividad, innovación y alianzas estratégicas.
“No es noticia que, hemos gestionado y amplificado colaboraciones con prospectos de renombre como Bad Bunny, Ozuna, J Balvin, Ricky Martin, Tego Calderón, Arcángel, Myke Towers, Don Omar, Young Miko, Peso Pluma, Carin León y Christian Nodal en el norte artístico-estos últimos capitaneados por Max. También hemos penetrado titanes como Spotify, Meta, Amazon Music LATIN y Coachella-- y de la misma forma somos un hub de soluciones, conceptualizando estrategias innovadoras para nuestra cartera de clientes locales como Liberty, L’Oréal Caribe, Molson Coors, Discover Puerto Rico, Compañía de Turismo de Puerto Rico, General Mills y V. Suárez que nos enorgullecen enormemente—pero no descansamos en nuestros laureles, este es solamente el comienzo”, explica el CEO y partner. “Vienen cosas grandes para Buena Vibra, y siento que estamos preparados para el reto que se avecina. La creación de nuestra hermana, Good Vibes Collective, bajo el decreto de exportación de servicios, nos separa de la competencia, nos abre puertas a un nivel sin precedentes y con ella esperamos sobrepasar 4 millones de dólares en facturación, con más de 50 clientes desde su establecimiento”, subraya el gestor cultural egresado de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Bayamón.
Según la data y los números van por buen camino. En los últimos años, la empresa ha demostrado un constante crecimiento, sobrepasando cada una de sus metas establecidas por sus directivos, que van desde 20 % en aumento en facturación anual de manera progresiva, más de 10% de crecimiento en rentabilidad de negocios entre cada ciclo, y un 60% en eficiencia en nuevos negocios.
De esos nuevos negocios puede hablar Pérez, la otra cara del binomio, que se caracteriza por anticipar tendencias en materia de innovación y la creación tangible de estrategias 360 detrás de artistas como Peso Pluma y Carín León, consolidándose como precursor en su rama, exportando su expertise en mecas musicales como México.
“En Buena Vibra no solamente entendemos el pulso de la sociedad, sino que también la agitamos. No pedimos permiso. Como disruptores, nos alimenta la adrenalina de cada proyecto que se gesta, anticipamos tendencias, las visualizamos y buscamos soluciones concretas para nuestros artistas. Estamos involucrados en todos los aspectos de Peso Pluma, por ejemplo, es una especie de case study, con él vemos todo, desde tours, lanzamientos, operaciones y todo el creativo”, afirma.
Pérez y Medina no están solos, para lograr la dosis correcta de magia y mantener precisamente, esa conexión auténtica con el consumidor, se reportan cerca de 40 expertos del mejor calibre. Muchos son puertorriqueños, como es de esperarse, pero además hay españoles, colaboradores basados en Colombia y República Dominicana que le añaden la pizca internacional a la ecuación. Cabe señalar que, son las mujeres las que llevan la delantera tanto en número de plantilla como también en puestos directivos.
“Siempre quise trabajar aquí porque el acercamiento a la publicidad es único. No buscamos qué están haciendo los demás, sino qué podemos crear. Si yo tengo una idea loca, se la puedo contar al equipo, no es que sea loca porque no tenga fundamento, es que nadie se ha atrevido a ejecutarla antes” explica Natalia Cuadrado la copywriter-storyteller de BV. “Yo he crecido con la marca, de hecho, mi primer viaje a México y a Colombia fue de la mano de Buena Vibra, y eso era un sueño para mi”, resume una de las responsables detrás de la curaduría del icónico museo de reggaetton que hasta hoy sigue siendo tema de conversación. Mientras tanto, todos los días, Kenia Tapia, ejecutiva de cuenta que empezó con una pasantía hace 6 años, agradece haber podido comprar su primera casa con apenas 30 años gracias a los frutos de su trabajo. “He aprendido muchísimo. Aquí apuestan al crecimiento profesional, y están siempre abiertos a puntos de vista distintos, eso es algo muy valioso que no se ve en otros lugares”, insiste.
Esta es solamente una pequeña muestra de las historias cotidianas que Nicole Díaz, directora de operaciones (COO), tiene el placer de escuchar por los pasillos. Voces que se entretejen al unísono, provenientes de una cepa de mentes creativas como pocas. “Nuestros directores son únicos. Hacemos un esfuerzo consciente desde el primer día por promover la inclusión, el liderazgo y el respeto-- lo que garantiza que todas las partes se sientan apoyadas y empoderadas a contribuir, a tomar riesgos y aportar a los objetivos y valores de la empresa. Al final del día nos distinguimos por colaborar, y eso empieza en casa. No podría ser de otra manera”, explica la ejecutiva, producto también de la Universidad de Puerto Rico. “Además, estamos orgullosos de trazar nuevos caminos en industrias tradicionalmente dominadas por hombres, como lo es el entretenimiento, la del mercadeo experiencial, incluso la musical, demostrando así nuestro compromiso con la igualdad de oportunidades. Esta cultura fortalece el sentido de pertenencia e impulsa el éxito colectivo de Buena Vibra además nos diferencia del resto por años luz”, concluye.