Durante estos meses, Lido Jewelers ha reunido a un selecto grupo de mujeres profesionales y sofisticadas, clientas cuya elegancia trasciende el tiempo. Son ejecutivas, emprendedoras y creadoras que entienden la joyería como una expresión de su carácter y su historia personal. Para ellas, cada pieza es una inversión emocional: un símbolo de logros, momentos especiales y de su propio estilo de vida.

A través de su selección de piezas, revelan cómo el lujo consciente dialoga con su identidad: desde anillos con significado íntimo hasta collares que reflejan poder y feminidad.

Este espacio es, ante todo, una celebración de la autenticidad y el poder de brillar a su modo. No se trata solo de moda, sino de una mirada íntima a cómo el diseño de alta joyería se entrelaza con la vida, el éxito y la belleza de quienes se atreven a contar su historia con brillo propio.

Fotos por Nolan Rivera

Eileen Pomales

En lo personal, el lujo es autenticidad. No se trata de acumular, sino de elegir con conciencia lo que refleja mi identidad. Cada joya seleccionada está alineada con mi historia y mi propósito: piezas que no solo embellecen, sino que cuentan mi verdad.

Por eso, las joyas que elijo no siguen únicamente tendencias; responden a mi voz interior, a lo que me representa y a lo que quiero transmitir.

Así, el lujo se vuelve un espejo: de mi alma, de mis logros y de mis sueños. Las joyas que elijo son la manifestación visible de ese lujo invisible, intangible y profundo: un lujo que no solo brilla hacia afuera, sino que también ilumina desde adentro.

Erika Acosta

El lujo, para mí, es atemporalidad y esencia. En las joyas que elijo, cada pieza guarda un recuerdo, celebra un logro y se funde con mi historia, trascendiendo lo material.

En mi día a día, elijo piezas exclusivas en oro y diamantes, siempre neutras y atemporales. Para ocasiones especiales, confío en las creaciones únicas de Lido Jewelers: obras de arte que aportan un impacto inigualable.

El anillo con zafiro de mi abuelo es mi tesoro más especial. Más que una joya, es un lazo con sus enseñanzas y un recordatorio constante de que, para él, la familia era lo más importante.

Dra. Iris Rodriguez

El lujo es un gusto exquisito que me permito disfrutar como premio al esfuerzo y empeño que pongo en todo lo que hago. Es un símbolo de la excelencia en todas las metas obtenidas. En las joyas que elijo se refleja el arte y la exclusividad de la pieza.

Una joya debe reflejar mi personalidad e ir acorde con mi otra pasión, la moda. Por eso atesoro la sortija Etna, que compré en Lido Jewelers durante la visita de Antonini, su diseñador. Es una verdadera obra de arte.

Al escoger la joyería que voy a utilizar para el trabajo, una gala, una presentación académica o un día familiar, aplico la misma estrategia que utilizo en todos mis roles: balance. Si voy a presentar en una conferencia, la pieza debe ser un complemento elegante que no distraiga a la audiencia. Sin embargo, en una gala, debe ser el complemento perfecto para el vestido y el peinado que voy a utilizar: ese toque final que completa el look del momento.

Mi joya favorita es la sortija de matrimonio con la cual renové los votos junto a mi esposo Lisandro al celebrar nuestras bodas de plata en Valencia, España. Nuestros hijos, Lisandro y Andrea, mi suegro, nuestros compadres y sus hijos fueron testigos de este evento durante el verano. Mi esposo diseñó esta sortija junto a Iche, dueño de Lido Jewelers, y me la regaló en nuestro 20 aniversario. Al ver esta sortija, se despiertan memorias y emociones de todo lo que significa tener la dicha de seguir junto a mi esposo y a la familia que hemos creado durante 25 años.

Dra. Ivette Rodriguez

El lujo, para mí, es algo personal y simbólico. Tener una buena familia es un lujo. Hoy en día, es un lujo descansar, buscar tiempo y libertad para disfrutar de cada situación que te provoca felicidad. También, el lujo reflejado en mis prendas es el resultado de mi esfuerzo y remuneración; siempre me digo: “Pues yo me lo merezco”.

Me gustan las cosas grandes; elijo prendas llamativas en los aretes y en las piezas de cuello. Las pulseras no me apasionan, pero las sortijas grandes sí.

Día a día, como dentista pediátrica, no utilizo pulseras ni sortijas por razones de salubridad y por el uso de guantes con cada paciente. En cambio, las pantallas poco llamativas y cualquier cadena discreta forman parte de mi rutina. Mi profesión no se refleja a través de mis prendas: es un servicio para niños especiales, y ellos son mi “joya más preciada”.

Ahora, en eventos especiales sí me gustan las prendas grandes, sencillas, que se vean elegantes y vayan acorde con mi vestimenta.

Lo primero que me regaló mi esposo fue una piedra sin montar: una esmeralda colombiana de siete quilates. Recuerdo la alegría con la que me la compró en un viaje a Colombia. Nuestro gran amigo Pepe Luis la montó con diamantes baquet al aire, creando una pieza espectacular y llamativa.

En una ocasión, se me desaparecieron algunas prendas, y lo primero que él preguntó fue si ahí estaba mi sortija de esmeralda. Le dije: “No, la tengo en casa”. Suspiró de alegría, pues esa piedra significa lo primero que me obsequió y esos momentos expresan cuánto me amaba. Es una pieza que guarda grandes recuerdos de un amor incondicional de un ser humano que me ha hecho muy feliz.

Zulma Durán

El lujo, para mí, no se limita solo a objetos costosos o marcas exclusivas. Significa acceso a lo extraordinario, a lo que no es común ni necesario, pero que aporta placer, comodidad o belleza de manera significativa. El lujo evoca experiencias inolvidables o, simplemente, disfrutar de lo intangible.

En muchas ocasiones, el lujo refleja la personalidad de quien lo elige, así como su estilo y su forma de vida. Muchas de las prendas o joyas que selecciono son accesorios finamente confeccionados que reflejan mi personalidad: extrovertida, segura y, en ocasiones, reservada pero elegante.

Las joyas que utilizo añaden pequeños fragmentos de mi historia, símbolos de momentos que marcaron mi vida y la llenaron de emociones que quiero llevar siempre conmigo.

“Las joyas que elegimos, en la mayoría de las ocasiones, reflejan quiénes somos y cómo deseamos ser vistos por los demás.” Cada joya que uso tiene alma, poder, personalidad y encierra hermosos momentos vividos.

En mi trabajo y en momentos especiales, las piezas o joyas que utilizo reflejan varios aspectos de mi estilo de vida: mis valores, mi personalidad, mis prioridades, mi entorno social y, en muchas ocasiones, mi estado de ánimo. Dependiendo de la ocasión o del evento social al que asista, las joyas que uso siempre serán un reflejo de mi personalidad, fortaleza y paz interior.

Todas mis prendas tienen una historia, ya que fueron adquiridas o me las regalaron en un momento único y muy especial de mi vida. Sin embargo, la inmensa mayoría de mis joyas son un reflejo de madurez, sabiduría y de una vida llena de experiencias.

Una de mis joyas preferidas es un collar de piedras semipreciosas y diamantes que no es solo una hermosa pieza, sino un símbolo de todo lo vivido hasta ahora y de lo que aún está por venir. Me lo regalaron un extraordinario y diverso grupo de amigas para un cumpleaños muy especial y único para mí. Ese collar guarda muchos recuerdos hermosos y simboliza cuánto “he vivido, he amado y he aprendido en esta vida”.

Ese collar tipifica y celebra quién soy, lo que he logrado y todo lo que aún me queda por descubrir. Mis joyas reflejan que he vivido con intensidad, que he encontrado sabiduría en la experiencia y que seguiré avanzando con fortaleza, paz, salud y amor. La historia de mis joyas siempre estará enmarcada en una vida vivida con elegancia serena, pasión, equilibrio y perseverancia.

Lcda Wanda R. Caldas Díaz

Lujo significa un objeto de valor, único y de buena calidad. Una prenda puede ser un ejemplo de un objeto de lujo.

Elijo una prenda de acuerdo con la ocasión y la vestimenta. Además, son bonitas para mi gusto. No me gustan las prendas con piedras preciosas de muchos colores.

Utilizo prendas a diario, más sencillas y de tamaño mediano para un día de trabajo o un viaje familiar. Si se trata de un evento especial, las prendas serían vistosas y de mayor tamaño.

Unas pantallas de varias perlas y una sortija, obsequio de mis padres al graduarme de cuarto año de escuela superior. Con el pasar del tiempo le cambié la montura a las pantallas y las utilizo hoy día.