Homu Arquitectos, diseña en torno a tres grandes piezas porcelánicas y recibe el premio ‘Life is for Living Awards’
Este material de gran formato se aplicó en la isla de la cocina, le da forma a la bañera y sirve para separar espacios. Un proyecto totalmente alineado con los intereses del cliente que es escultor de profesión y el cual solicitó sencillez y sobriedad.
El estudio español Homu Arquitectos ha conseguido el premio Life is for Living Awards que entrega la empresa Living Ceramics por el diseño inspirado en las piezas porcelánicas de gran formato que son protagonistas de este espacio de líneas rectas, colores neutros y sensación pétrea.
“Usamos este material porque buscamos la sencillez, con colores neutros y vetas poco marcadas. Las piezas de gran tamaño se pueden cortar a medida según cada necesidad, lo que aporta una gran versatilidad, y permite controlar los costes, de manera que puede emplearse en proyectos muy diversos, incluso aquellos con un presupuesto limitado”, señala la arquitecta, Belén Plá.
Una gran pieza porcelánica sirve de separación entre el resto de la casa y la cocina, una estancia en la que también se ha utilizado este material para realizar la gran isla central. El otro elemento fundamental de esta vivienda es el baño. Allí, el porcelánico es el protagonista de todo el conjunto, siendo la bañera el elemento más destacado, ya que está realizada íntegramente con este material.
“El principal reto a la hora de diseñar la vivienda fue generar un programa que satisficiera las necesidades de un escultor que tenía gran inquietud por la limpieza de los materiales y el detalle a la hora de diseñar los espacios”, explica Plá, quien además recalca la “versatilidad” que se logró al emplear este material.
La propuesta propone una distribución diferente, acorde a las necesidades del cliente, primando la espacialidad y el carácter diáfano de las zonas comunes. Se distribuye en un amplio salón-comedor, orientado hacia la fachada, que junto con la cocina generan un espacio lleno de luz. El acceso se lleva a cabo separando parcialmente la cocina de la entrada a través de un elemento divisorio de carácter pétreo y exento. El comedor mantiene como elemento original de la vivienda las molduras del techo, y tiene un carácter más clásico, jugando con colores grises y algunos zócalos de madera lacada en blanco. El resto de la vivienda separa dos habitaciones con un muro-vestidor y dos baños.
Los arquitectos juegan con los elementos separadores de espacios que emergen casi de forma escultórica sobre el piso de madera de roble. Es un vivo ejemplo de líneas de sencillez arquitectónica llevadas a un interior. El especial cuidado que se presta a la integración de los elementos pétreos dentro de la vivienda permite entenderlos como piezas escultóricas que se posan y distribuyen arquitectónicamente en el espacio.