Por Arq. / Di. Edwina González / E.go
¿Has contemplado alguna vez la luz y la energía de un cielo estrellado desde una terraza? ¿Has observado la composición de tonos de verde en las plantas o cómo luce un árbol con frutos? Este mes de julio visitemos el diseño de las terrazas y cómo incorporando la neuroarquitectura estas se convierten en una extensión del interior, donde la naturaleza y el diseño se entrelazan para enriquecer la experiencia humana. Estos espacios al aire libre ofrecen una oportunidad única para fomentar el bienestar y la conexión con el entorno creando espacios de sanación y relajación.
La disposición del mobiliario debe ser estratégico, en ocasiones creando zonas de descanso, en otras, áreas para actividades específicas como comer al aire libre, hacer manualidades o hacer ejercicios. En todo caso, se debe perseguir que la interacción entre estas, sea una cómoda y fluida. Los muebles que se seleccionen deben ser resistentes a la intemperie sin renunciar al confort y la estética.
El incluir plantas en tiestos, añade vitalidad y un toque de frescura. La selección de materiales nobles como lo son la piedra o madera, dan una sensación de armonía con el entorno.
En las terrazas la iluminación es un elemento clave pues su uso es tanto en el día como en la noche. Un diseño con elementos arquitectónicos debe permitir filtrar los rayos solares durante el día creando distintos ambientes, y regular la luz artificial en la noche para permitir adaptar su intensidad según surjan las necesidades y sea el ambiente que se desee experimentar.
En resumen, en la neuroarquitectura el diseño de terrazas va más allá de lo puramente estético. Se trata de crear espacios que nutran la conexión con la naturaleza y promuevan el bienestar al aire libre. Cada decisión de diseño, desde la disposición de muebles, hasta la integración de elementos naturales y la iluminación, debe estar cuidadosamente considerada para enriquecer la experiencia de quienes disfrutan de estos espacios al aire libre.