Cuando el lujo se mide en intención, no en exceso

Por Gabriela Fontan
El lujo tiene muchas formas de entenderse. Para algunos, es sinónimo de exclusividad; para otros, de comodidad o de belleza. Pero, más allá de su apariencia, el lujo habla de una forma de estar en el mundo: de cómo habitamos el espacio, el tiempo y lo que decidimos considerar suficiente. Quizás una de sus expresiones más humanas sea la de poder elegir: elegir qué mirar, qué conservar, qué ritmo seguir. En una época que nos invita a tenerlo todo, la forma más sutil de abundancia podría ser la claridad.
En el diseño, la abundancia puede ser hermosa cuando tiene propósito: capas de color, texturas que dialogan, piezas que conviven como si llevaran años conversando entre sí. Con el tiempo, entendí que la verdadera sofisticación no proviene del exceso, sino de la intención: de elegir con sensibilidad lo que aporta alma y dejar espacio para que respire.
Esa intención no significa vaciar los espacios ni aspirar al minimalismo. Me atraen los interiores llenos de vida: aquellos donde la mirada descubre detalles, donde las telas, los objetos y las formas conviven en armonía sin competir entre sí. Me gusta pensar en esa “abundancia consciente”, donde cada elemento aporta algo al conjunto y donde el exceso se transforma en equilibrio. Hay cierta plenitud en rodearse de belleza, pero una belleza elegida con conciencia, emoción y propósito.
Editar no siempre es eliminar; a veces, es afinar. Es reconocer qué suma calidez, qué mantiene coherencia, qué hace que un espacio —y una vida— se sienta en equilibrio. También es reconocer qué ya no vibra con nosotros.
El lujo no es una cuestión de cantidad, sino de sintonía: de vivir con más alineación, de rodearnos de lo que sostiene nuestro bienestar —una pieza bien hecha, una conversación que nos nutre, una emoción que vale la pena conservar.
Porque, al final, el lujo no se mide en metros, marcas o materiales, sino en intención: en reconocer lo que tiene sentido conservar, tanto en nuestros espacios como en nosotros mismos.