Por: Arq. Eliseo Berríos, M. Arch., NCARB, AIA

Los bloques ornamentales, que una vez definieron la arquitectura tropical, están viviendo un nuevo auge en Puerto Rico. Surgidos a mediados del siglo XX, estos bloques fueron diseñados para permitir la ventilación cruzada, el paso de luz natural y brindar privacidad, características esenciales para las construcciones en climas cálidos.

Durante la década de 1960, los bloques ornamentales se convirtieron en un símbolo de modernidad en la isla. Su capacidad para filtrar la luz y el aire, sin comprometer la intimidad de los espacios interiores, los hizo imprescindibles en una época en la que se buscaban soluciones eficientes y estéticamente atractivas.

Los bloques no solo aportaban funcionalidad, sino que también añadían una dimensión decorativa.

Este renacimiento se traduce en diseños que respetan las necesidades del presente, pero que no olvidan las lecciones del pasado. Al explorar nuevas formas y patrones, los bloques ornamentales continúan aportando tanto belleza como funcionalidad a la arquitectura puertorriqueña, demostrando su capacidad para evolucionar sin perder su esencia.

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