Por Connie Duprey y Luisa Escobar de Duar Design Lab

Cuando decides remodelar tu hogar, lo más importante no es seguir tendencias de moda ni llenar tu espacio con lo que está trending, sino preguntarte: ¿cómo quiero sentirme aquí?

La clave está en diseñar con intención emocional. Hazte estas preguntas esenciales:

¿Qué emociones quiero que este espacio despierte en mí?

¿Cómo puedo adaptar mi entorno a mi estilo de vida y mis rutinas reales?

Una remodelación basada en neuroarquitectura va más allá de lo estético; convierte tu hogar en un espacio que te cuida, te comprende y te fortalece.

Consejos prácticos para crear espacios de tranquilidad emocional:

Rincón de calma: Elige un lugar con una linda vista al exterior. Añade un sillón cómodo y crea un ambiente simple, sin sobrecargas. Algunas plantas bastarán para aportar vida y frescura.

Espacio de lectura: Busca una butaca acogedora y colócala donde haya la menor distracción visual. 

Haz de este tu refugio para desconectarte del ruido diario.

Zona de meditación: Coloca cojines grandes, una vela o difusor con tu aroma favorito, y procura que el entorno tenga pocos estímulos.

Conexión familiar: Una mesa redonda que permita vernos a los ojos o un sofá agradable en un espacio cálido puede convertirse en el corazón emocional del hogar.

Elementos clave para que estos espacios funcionen:

Iluminación adecuada: Suaviza o intensifica la luz y selecciona la temperatura de iluminación según el propósito del espacio.

Sonido que acompaña: Elige música o sonidos que apoyen el estado de ánimo que deseas.

Evita ruidos molestos: Aléjate de fuentes de ruido que puedan alterar tu tranquilidad.

No se trata solo de una remodelación estética, se trata de habitar tu bienestar. Construye un hogar que refleje tu esencia, sea tu refugio emocional y te brinde paz.