Un hogar con historia y propósito

Fotos por Eduardo Almodóvar | Focuzz

Detrás de cada proyecto excepcional, hay una historia aún más extraordinaria. En el caso de esta residencia en La Villa de Torrimar, el diseño nace del vínculo personal entre el arquitecto y su cliente, amigos desde primer grado de escuela elemental. “Durante la escuela superior, me dijo que, cuando construyera su hogar, quería que yo fuera su arquitecto. En ese momento no lo imaginaba posible, pero aquí estamos, años después, haciendo realidad ese sueño”, comparte con emoción el arquitecto Guillermo Rodríguez Archilla.

La propiedad, originalmente diseñada por Domingo Sadurní, evocaba recuerdos de infancia para el cliente, por lo que la renovación fue tan emocional como arquitectónica. Con espacios estrechos y una distribución anticuada, la casa fue transformada radicalmente para abrirse al entorno natural y capturar las vistas del paisaje. Uno de los gestos más impactantes fue la creación de un ventanal central que “enmarca el paisaje como punto focal de la residencia”.

El lenguaje visual de la casa ha sido cuidadosamente curado: blancos neutros como base, metales oscuros, piedras sobrias y maderas cálidas se combinan con texturas orgánicas y mobiliario seleccionado con intención. “La arquitectura es el cuerpo; el interiorismo, la personalidad del cliente”, explica el arquitecto.

"Cada mueble, textura y color se eligió junto a ellos, para que evolucionen con el tiempo”.

La distribución actual fluye con naturalidad: desde un vestíbulo de doble altura se accede a las áreas sociales, que incluyen un comedor para doce personas, una sala principal y terrazas con piscina. En el exterior, una nueva piscina alineada con el diseño interior fortalece la conexión biofílica con el entorno. La cocina —núcleo visual y funcional del hogar— destaca por su isla escultórica, de geometría angulosa y presencia contundente. En palabras del arquitecto: “genera curiosidad; es ligera, pero firme, funcional y escultórica”. – Guillermo Rodríguez Archilla – CASA RODAR

La transformación también abarcó el área privada de la residencia: donde antes había cuatro dormitorios, ahora hay tres amplias suites. El dormitorio principal cuenta con un baño y vestidor generosos, y los baños fueron diseñados para conectar con el bienestar, ofreciendo un lujo relajado en armonía con la naturaleza y la comodidad.

Este proyecto es el resultado de la precisión y minuciosidad del equipo de CASA RODAR, y de la insistencia y perseverancia de un amigo que se convirtió en cliente. Fue una fórmula perfecta. “Tras verse probada en este contexto, la relación de amistad trascendió; hoy somos hermanos”, nos cuenta la arquitecta Camille Colón.

Camille, esposa del arquitecto y a quien anteriormente hemos reseñado en Modo de Vida por sus hermosos proyectos, nos comparte que CASA RODAR da testimonio del poder de diseñar con la convicción de que el hogar es una extensión esencial del bienestar humano.

Este junte estelar traduce necesidades personales en soluciones arquitectónicas que elevan la calidad de vida cotidiana.


This feature article showcases a transformative home renovation in La Villa de Torrimar, rooted in the enduring friendship between architect Guillermo Rodríguez Archilla and his childhood friend. Originally designed by Domingo Sadurní, the residence was reimagined both emotionally and architecturally to open up to its natural surroundings and strengthen its connection to the landscape. The renovation features a striking central window, curated modern interiors with organic textures, and a fluid layout that seamlessly links social and private areas. The result is a harmonious, purpose-driven home that reflects the clients’ personalities and values—an inspiring example of how thoughtful architecture and design can enrich everyday life.