Fotos por Nolan Rivera | Localización: Don Rafa Boutique Hotel

En esta temporada festiva, en Modo de Vida celebramos a las Mujeres que Brillan: aquellas cuya presencia ilumina cada espacio donde socializan. Este mes rendimos homenaje a un grupo extraordinario de mujeres que, con su visión, temple y autenticidad, se han convertido en referentes de estilo y liderazgo en Puerto Rico.

Lido Jewelers ha reunido a estas profesionales admirables —ejecutivas, emprendedoras y creadoras— que encuentran en la alta joyería una forma de expresar quiénes son. Cada pieza que eligen cuenta una historia: anillos que guardan momentos significativos, collares que proyectan fuerza y detalles que reflejan sensibilidad y determinación.

Hoy, en medio de la celebración y mirando hacia un 2026 lleno de posibilidades, compartimos una mirada cercana a cómo el diseño, el lujo consciente y la pasión se entrelazan en la vida de estas mujeres que inspiran. Porque cuando una mujer brilla, ilumina a todos a su alrededor.

Maricarmen Aguayo

El lujo, para mí, es una experiencia íntima que mezcla calidad, intención y autenticidad. Por eso elijo joyas que me hagan sentir bien, que conecten con mi identidad y que, a la vez, reflejen el cuidado que puse en los detalles. Es escoger joyas que representen comodidad con elegancia, simplicidad con impacto y mi expresión personal.

Prefiero joyas con acabados impecables, que eleven sin recargar, con el propósito de hacerme sentir fuerte, bella y destacar quién soy.

Cada joya que elijo me representa. Para ir a la oficina, busco estructura y elegancia sin perder comodidad. En espacios formales o de liderazgo, elijo joyas que reflejen seguridad y presencia. En celebraciones, opto por joyas con brillos sutiles y sofisticados. Para los viajes, llevo piezas versátiles y cómodas, con un toque único que me haga resaltar por ser diferente.

El lujo está en sentirme auténtica, fuerte y fiel a mi estilo, sin importar el lugar o el momento.

El collar es la pieza que más cuenta mi historia. Lo llevo cerca del corazón, y en él se refleja no solo mi estilo, sino también mi estado de ánimo. A veces llevo un collar delicado y sutil; otras, uno llamativo y lleno de carácter. Cada uno guarda un recuerdo, una emoción y una intención. Mis collares hablan por mí: de lo que he vivido, de cómo me siento hoy y de la energía que quiero proyectar.

Carivette Toro

Cuando pienso en lujo, pienso en exclusividad, rareza y un gran privilegio que van más allá de lo común y cotidiano, donde no siempre es material, sino también una experiencia única; incluyendo salud, tiempo y libertad.

El lujo te hace sentir único y especial.

Las cosas lujosas son invaluables y nos hacen sentir privilegiados por su rareza. Es distinto y se reconoce como una gran comodidad o un premio.

Así mismo, se refleja en las joyas que elijo por su dificultad de obtener, por su rareza en el arte y por ser únicas en los materiales; así como nosotros, los seres humanos, que cada persona es única. Ninguna piedra preciosa es igual, y por eso son más difíciles de obtener, lo que las convierte en un privilegio; en fin, un lujo.

Para mí, las prendas lo son todo y las integro en mi vida constantemente. Pienso que las piedras, al ser únicas y raras, me hacen sentir privilegiada; así que, sin importar la situación en que me encuentre, siempre utilizo lo que siento en el momento. Para mí, el poder tener piezas únicas me hace sentir bendecida y afortunada. Por eso, cuando las uso, independientemente de la ocasión, lo hago para mi satisfacción personal, sin necesariamente buscar la aprobación de los demás.

Elba Irlanda Blasini

Para mí, el lujo no tiene que ver con marcas ni con precios, sino con significado.

El verdadero lujo es sentirme conectada con mi propósito, con mi historia y con mi esencia como mujer.

Las joyas que elijo reflejan eso. Cada pieza tiene un valor simbólico, ya sea porque me recuerda un logro, a alguien especial o una etapa de crecimiento. Me gustan las joyas elegantes, con carácter y presencia.

En el día a día uso mis joyas como parte de mi ser, ya que me hacen sentir empoderada y femenina. Son un complemento de mi vestimenta y de mi diario vivir. En ocasiones especiales no hay mucho cambio, ya que, para mí, cada día que Dios nos regala es una ocasión especial.

Las piezas de joyería que cuentan mis historias son las de corazones; me recuerdan el amor al prójimo y los grandes amores que la vida nos permite vivir: el amor a mis hijos y a mi familia. Por otro lado, las joyas que tienen una mariposa representan mi propia esencia, quién soy, mi metamorfosis y mi continua evolución en la vida.

Dra. Vanessa Olivo

Para mí, el verdadero lujo tiene dos vertientes. La más valiosa es la espiritual: gozar de buena salud, vivir en paz y disponer de tiempo para compartir con mi esposo, mi familia, mis amistades de toda la vida y mis mascotas. También ha sido un lujo haber podido brindar alivio a mis pacientes y tranquilidad a sus seres queridos, así como aprender de cada experiencia que la vida me ha brindado. El lujo material, aunque lo disfruto, sé que es transitorio.

Al elegir joyas, busco aquellas que me emocionen y me llenen de alegría cada vez que las llevo.

Las joyas que elijo cada día dependen de mi estado emocional, de la forma en que me visto y del evento al que asista. Las considero parte de mí y busco que siempre estén en sintonía con el momento que estoy viviendo.

Una de mis piezas favoritas es un búho tallado dentro de una piedra semipreciosa. Lo atesoro porque, en la mitología griega, este animal está ligado a Atenea, diosa de la sabiduría. Cada vez que pienso en el búho, me recuerda la importancia del conocimiento, el estar alerta y la agudeza mental.

Para mí, no es solo una joya: es un símbolo de motivación y un recordatorio de que cada día es una oportunidad para seguir aprendiendo y creciendo.

Lcda. Annie Cabán

La palabra lujo, para mí, significa privilegio y es aplicable tanto a las piezas de joyería como a la oportunidad de cultivar relaciones con personas a las que aprecio y con las cuales he desarrollado interrelaciones maravillosas a lo largo del tiempo. Cuando se quiere resaltar el valor y la apreciación de algo, decimos que es “un lujo”.

Integro las joyas en diferentes ocasiones utilizando el buen sentido.

Tratando siempre de crear ese balance perfecto y armonía. Cada momento tiene su propio protocolo para realzar la ocasión.

Guardo en mi memoria piezas de joyería que escogí hace muchos años, en las cuales estaba presente la opinión de mi adorada madre (QEPD). Son momentos que atesoro en mi mente y en mi corazón.

Marisabel Ortega de Cabrera

Para mí, el lujo son esos momentos que se graban en el corazón. Es un acto de afecto inesperado de mi familia o esa conversación profunda con una amiga querida.

El verdadero lujo es poder pausar y apreciar esos instantes que llenan el alma.

A veces es tan simple como el aroma del café en una mañana tranquila o tener paz, y otras tan especial como recibir flores sin motivo alguno.

Cada memoria preciosa se convierte en un tesoro que llevo conmigo, y curiosamente, siempre las asocio con detalles: la blusa que llevaba ese día, los aretes que me acompañaron en ese momento especial. Así, mis prendas se vuelven custodias de esas memorias invaluables.

Mis joyas son extensiones de mi personalidad, pequeñas pinceladas que completan mi expresión diaria. En el día a día, elijo piezas que me acompañen con naturalidad: unos aretes delicados que iluminen mi rostro durante una reunión familiar, o una pulsera sutil que me recuerde mi fortaleza interior.

Para momentos especiales, cada joya se convierte en cómplice de la celebración. No se trata de impresionar, sino de honrar la ocasión con piezas que reflejen la importancia del momento.

Me emociona el arte de combinar, de crear armonía entre lo que llevo puesto y lo que siento. Es un juego creativo donde cada pieza cuenta una historia, y donde la elegancia nace de la autenticidad, no del exceso.

Hay una pieza que llevo en el corazón: un aro clásico que mis hijos y mi esposo me regalaron un Día de las Madres.

Es invaluable porque representa el amor de mis seres queridos expresado en esa pieza y la sorpresa que me dieron ese día.

Cada vez que me lo pongo, siento su presencia, su cariño y su reconocimiento a mi labor como madre. Es mi talismán de fortaleza y mi recordatorio diario de lo que realmente importa en la vida.

Creo firmemente que las joyas más hermosas son aquellas que cuentan nuestra historia y llevan grabadas las huellas de quienes amamos. Esas piezas trascienden las tendencias y se convierten en legado, en testimonios silenciosos de una vida llena de amor.

Melissa Velázquez

El lujo, o la abundancia de joyas, refleja mi pasión por el arte, la belleza del diseño y la artesanía de las prendas de oro, plata, piedras preciosas o perlas.

Para mí, además del valor material, la prenda tiene un valor sentimental por las memorias o recuerdos asociados al momento en que la adquirí.

Considero que la verdadera riqueza, o el sentimiento de lujo, reside en la familia, la salud y la sensación de libertad que permite disfrutar del bienestar y de una mente tranquila y en paz.

Las joyas me permiten conectar de manera más profunda con mi estilo de vida, ya sea en mi trabajo, en los viajes o en eventos de todo tipo.

En el día a día, selecciono la joya en armonía con los atuendos y el calzado.


Para los eventos especiales, escojo las prendas por el significado que evocan en mí.

Mis piezas favoritas son las que evocan historias y leyendas de Occidente, Oriente Medio y Asia, ya que son muy exóticas y de buena calidad.

Las gargantillas y sortijas son mis favoritas porque me visualizo en la época de los bellos palacios, con las damas, sacerdotisas y reinas exhibiendo sus mejores galas y joyas.