Fotos por Carlos Esteva y Gabriel Jiménez

Gabriel Enrique Jiménez logró crear espacios abiertos hacia el exterior, por lo que la naturaleza adquirió un papel protagónico. Las socias de deKör by marimari, Marissa Sein y Mariestela Méndez, realizaron una mezcla heterogénea perfecta que, al ocupar la estructura, colmaron a plenitud las expectativas de los propietarios.

Desde la entrada, y adyacente a la sala, la luz y el verdor se asoman por ventanales enormes donde el exterior envía saludos al interior. Para las diseñadoras de interior, la naturaleza y el distintivo aire orgánico de la selección de productos fueron imprescindibles. Se utilizaron colores neutrales, exaltando toques de negro, azul marino y ocre, ubicados y entrelazados para que uno enaltezca el otro. No fue una decisión de diseño trivial. Todo fue calculado según el espacio, luz, uso, función y estética, amarrados a la arquitectura y al gusto y estilo de vida de los dueños.

La pieza decorativa en madera de la cocina, de Jesco, hace juego con los topes claros y sirve de mostrador para accesorios decorativos.

Un porte de etnicidad nos habla de cultura, artesanía y amor por lo natural y se establece repetidamente en los rincones de la casa.

Los muebles, accesorios, adornos y acabados de pared que Marissa y Mariestela seleccionaron, son los que realmente definen la casa. Se derraman armoniosamente texturas en paredes, en el suelo y en los acentos. Por ejemplo, vemos paredes revestidas en listones verticales de madera rústica, nichos forrados en madera que exponen jarrones de materiales crudos, tapizados suaves en colores blanquecinos y una iluminación recesada simple.

La estancia de la niña es un mar de texturas establecidas entre la alfombra que se pierde en la losa de mármol pero que añade diseño, tanto como en la colcha y los cojines decorativos. La naturaleza se adentra por medio de la madera rústica de la cama de pilares en forma de casa. Tras ella, se asoma un bello mural donde pequeños pájaros de colores alegran el panorama como un ambiente de encanto. Un sillón de ratán para mecer y peluches para jugar complementan el ambiente. Las notas musicales de la pared del escritorio y el banquito de cojín en lana nos hablan de la personalidad de quien disfruta la habitación.

Las diseñadoras utilizaron un enfoque whimsical para la habitación de la niña.

El playroom es puro diseño. Su función doble – divertir y albergar invitados no impidieron – que el diseño fuera estético y totalmente funcional. Una de las paredes se utilizó para una estantería diseñada a la medida, en patrón repetitivo con canastas idénticas que realzan la organización de la habitación. Un murphy bed se esconde disimuladamente entre las dos piezas de la estantería.

El sofá en particiones de tonos sólidos como el crema, gris y gris pardo, y la alfombra en rayas de colores, son suaves al tacto, mullidas para comodidad y encubren cualquier rastro de juego que pueda quedar en ellas. La lámpara es juguetona en forma y material; dinámica para hacer juego con el propósito de la habitación.

Diseñadoras de interior: Marisa Sein y Mariestela Méndez de deKör by marimari

Diseño: Gabriel Enrique Jiménez

Contratista: Giancarlo Ricci

Piezas de mobiliario: Restoration Hardware

Sofá y alfombra de salón de estar: Viva Carpets

Piezas decorativas de pared redondas: Krone

Pieza decorativa en madera de la cocina: Jesco

Piezas decorativas de pared redondas: Krone

Sofá en particiones de playroom: Pottery Barn Kids

Lámpara del playroom: Luminati

Revestimiento de madera en áreas comunes, mueble de entretenimiento del salón de estar y los muebles a la medida de los cuartos de la niña: Ebanistería Santana